EL RETO DE SER PADRES HOY
En toda la historia siempre ha sido éste un reto, la única diferencia es que ahora hay muchos padres que ya no se conforman con decir que no les enseñaron a serlo.
POR YASMIN NAVAS RIVERA ORIENTADORA FAMILIAR, TALLERISTA Y TERAPEUTA.
Estamos en una gran época, la era de la información, hay gran facilidad y a la vez apertura, disposición al conocimiento, la evolución, crecimiento, desarrollo; quizás antes se hablaba de la degeneración del ser humano y la perdida de valores como si fuera algo irreversible, pero en realidad es precisamente llegar al límite lo que esta llevando a la humanidad casi de manera obligatoria a despertar la consciencia, a comprender que para sanar la sociedad hay que sanar la familia.
Siempre se ha dicho que los niños son el futuro, que son la esperanza, cuando en realidad son el presente, nuestros maestros del aquí y el ahora, somos los padres la única esperanza de ellos y es precisamente ahí donde veo con satisfacción que nuestros hijos sean una generación de personas que logren construir hogares sólidos y armoniosos, gracias al trabajo interno de aquellos padres que con humildad y valentía entienden que enseñar es mostrar, no es decir, que si queremos enseñar a nuestros hijos por ejemplo a ser felices debemos serlo, mostrarles el significado de las cosas que queremos enseñarles, porque en definitiva que es mas importante, que los niños hagan lo que les decimos o que hagan lo correcto cuando no estamos ahí para decírselos?, que obedezcan o que aprendan … hay padres que se preguntan si son buenos padres, claro que lo son, el hecho de que se lo pregunten es la muestra de que se están mirando a si mismos, que quieren asumir una paternidad consciente.
La paternidad consciente no es otra cosa que iniciar un camino de crecimiento personal de vivir con propósito, de aceptar el reto de reconocer que nuestros niños no llegaron a nuestra vida para llenar nuestros vacíos, han de ser la mayor y mas hermosa motivación para llenarlos nosotros mismos y poder compartir con ellos la mejor versión de nuestro ser, tener la autoridad moral de ser ejemplo e inspiración.